El análisis detectó tres tipos de vulnerabilidad en Santiago: femenina (con una media de edad más envejecida y mayor nivel de dependencia); territorial (con la zona norte aislada y con más porcentaje de población mayor), y de vivienda (con un amplio número de ellas en mal estado, a las que se suman la reducción del tamaño medio del hogar, el encarecimiento de la vivienda y el envejecimiento poblacional). Sin embargo, Santiago cuenta con unos servicios sociales bien definidos y en constante adaptación a los cambios. También dispone de planes de actuación sobre igualdad, empleo y servicios sociales que pueden servir para paliar las problemáticas con respecto a la igualdad de género y al incremento da violencia de género.

Compostela tiene la ventaja de contar con una población con un nivel de estudios superior a la media y un nivel de paro inferior. Sin embargo, existen ciertos grupos poblacionales envejecidos y con bajo nivel de estudios que pueden encontrarse con dificultades para adaptarse a la digitalización de la administración local.

Aunque el modelo territorial de área urbana puede estar expulsando a la población vulnerable a otros municipios, sí se detecta una diversidad de rentas dentro del casco urbano, que puede ser clave en la cohesión social. Además, hace falta explorar nuevas fórmulas residenciales que integren la vulnerabilidad.